Estas tres primera semanas del año en Venezuela han estado revueltas, y no sólo desde que el pasado miércoles el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, jurara “ante Dios todopoderoso” y se autoproclamara presidente interino de la República Bolivariana de Venezuela, sino también por incidentes internos que se agravan ahora con la entrada de mercenarios extranjeros en Venezuela para desestabilizar al presidente Nicolás Maduro.
Mientras que el títere de norteamérica se autoproclamaba ante una multitud de seguidores en Caracas, las confrontaciones internas crecían entre Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente y el propio Nicolás Maduro y su círculo más cercano. Un ejemplo de ello, fue la destitución el octubre pasado de uno de los hombres de confianza de Cabello, Gustavo González López, director del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin).
Incidentes internos unidos a los intentos de golpe de estado, con el añadido de la presión internacional incesante encabezada por el presidente de los Estados Unidos (EEUU), Donald Trump, han favorecido que se ubiquen comandos de mercenarios extranjeros en Venezuela procedentes de Colombia y Brasil, entrado en territorio venezolano para avivar el conflicto.
Estos comandos mercenarios extranjeros en Venezuela, armados con rifles de asalto tipo kalashnikov, entre otro material bélico, se encuentran en territorio venezolano habiendo sido uno de ellos capturado por ejército esta misma semana.
Los enemigos de Maduro
Nicolás Maduro y sus partidarios hacían pública su convicción de que Washington estaba orquestando un golpe de Estado en Venezuela.
Media hora después del discurso de Juan Guaidó, el presidente de los EEUU, Donald Trump, reconoció rápidamente en un comunicado su legitimidad como presidente interino de Venezuela y Nicolás Maduro rompió entonces todas las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos.
Asimismo, otros países defienden la decisión de Guaidó, como son los ejecutivos de Colombia, Canadá, Brasil, Chile, Perú, Ecuador, Paraguay o Costa Rica, además del secretario general de la OEA (Organización de Estados Americanos), Luis Almagro, un fascista que proviene directamente de un gobierno de izquierdas, como es el caso de Pepe Mújica, un caso muy similar al de Lenin Moreno.
Ante la situación, la Organización de Naciones Unidas apoyó al gobierno bolivariano de Venezuela ante el intento de injerencia, y ha significado un fracaso para la estrategia intervencionista de Estados Unidos. Asimismo se consolidó una postura de respeto a la soberanía del país.
El ministro de Defensa, Vladimir Padrino, aseveró en un post a través de Twitter en referencia a Juan Guaidó:
«Los soldados de la Patria no aceptamos a un presidente impuesto a la sombra de oscuros intereses».